martes, 9 de julio de 2013

Las virtudes del abismo. (Prólogo).

     "Dime, ¿a qué llamas tú inspiración?" Preguntó ella con la voz suave, entre susurros. Se apoyaba en el brazo del sofá granate que adornaba aquella amplia habitación de madera donde él solía crear. La luz de la farola más cercana atravesó la ventana del tejado, iluminando el rostro de la chica, como si se tratase de la Luna. La misma que en ese instante él se disponía a dejar grabada en un grueso papel color pergamino agarrado a la pared con el clavo de siempre, ya algo oxidado.

     El sonido que se producía al rozar el carboncillo con la lámina hizo que cerrase los ojos y disfrutase de él como si fuera el más apasionado de los violines en su último respiro. Tomó aire y continuó, haciendo que su mano fluyera de la misma forma que lo hace una medusa desplazándose por lo más profundo del mar.

     Ella siguió contemplando. Le conocía, no era un chico de muchas palabras. Él sabía que estaba siendo observado, lo sabía, pero lo olvidaba.

     El olor a pintura seca, madera y el frío de la noche, era su conjunto favorito. Solía ser una persona muy tranquila, y cuando entraba en esa habitación desaparecía, dejando únicamente sus manos, con las que sostenía el pincel, y la inspiración... ella había hablado sobre eso, ¿no? "La inspiración es como la felicidad, no hay que buscarla, ella te encontrará a ti. Solo tienes que buscar tu sitio."

     Ella abrió los ojos y sonrió despacio. Le gustaban sus palabras. Volvió a recostarse y su largo cabello rubio le acarició los hombros. Se quedó dormida.

     Él siguió con su Luna de papel hasta que la verdadera desapareció, una vez más.

lunes, 8 de julio de 2013

"El cine francés siempre había sido su favorito"

     Andaba perdida en un mundo donde todo estaba pintado de blanco y negro. Si cerraba los ojos y se dejaba empapar por todo lo que le rodeaba, era capaz de escuchar las teclas de un piano flotando a lo lejos, como si pudiera adentrarse en los sueños de alguien que llevase años dormido. 
     Siguió caminando por las grises calles mientras observaba cómo el cielo se manchaba de nubes, salpicándolo como si se tratara de un gran lienzo. No pertenecía a ese lugar, y aún así se sentía como en casa. El cine francés siempre había sido su favorito, y ahora era parte de él.

Un pequeño mirlo.

viernes, 5 de julio de 2013

"¿Escapar?"

     Palabras. Solo conceptos sin un significado demasiado complejo. El problema viene cuando todos esos conjuntos de letras se transforman en algo más.
      El miedo puede ser peligroso. A veces por falta de él, por exceso, o simplemente por su ausencia. Es un sentimiento que sabe cómo esconderse, pero al que todos conocen. Apuesto lo que sea a que tú, lector al que conozco, o no, lo has sentido en algún momento de tu vida.
      Se disfraza. Tiene mil rostros, se muestra de todas las maneras posibles, y sigue siendo conocido con un único nombre. Compañero solitario vestido de sombra... o de luz. Cuando te coge de la mano, como el más suave de los silbidos, y te arrastra hacia sí, entonces es cuando sientes la necesidad de escapar.
     Irte lejos, no volver durante un tiempo. Alejarte de las caricias de ese frío que no te dejaba respirar, que ahogaba. ¿No suena tentador? Descubrir, observar. Desatar nudos, los más fuertes. Pero no te descuides: 'El miedo puede ser peligroso. A veces por falta de él, por exceso, o simplemente por su ausencia.'

Un pequeño mirlo.

"La pálida muerte"

     Todo el mundo nace, igual que todo el mundo muere. Quizás sea esto lo único que podemos asegurar con absoluta certeza. Pero, ¿y todo lo que hay entre medias? Habrá gente que no le encuentre sentido, ¿verdad? "¿Para qué aprovechar el tiempo si al final voy a acabar bajo tierra?" Otros pensarán todo lo contrario. "Divertirse es lo primero, la vida es corta." A mi parecer, lo más importante es vivir, y dejar vivir. O como dijo Paul McCartney, vivir y dejar morir. Es justo, ¿no? Empieza por buscar una meta, lo más grande y alucinante que te puedas imaginar, algo que no puedas conseguir en un día, ni en un año. Si lo consigues, y le demuestras al mundo lo que eres capaz de hacer, cuando la pálida muerte te alcance, no habrás desaparecido del todo.

Un pequeño mirlo.

jueves, 4 de julio de 2013

"Pequeño mirlo"

     Quizás era una chica demasiado resuelta, o quizás no. Solía tener bastante claras las cosas... excepto cuando no las tenía. Es ese tipo de persona que va regalando sonrisas, segura de que algún día serán respondidas. Y se cae, por supuesto, pero intenta no hundirse, y escala hasta que vuelve a subir.
     Hay veces que piensa que no pertenece a esta época, ¿y los conciertos de los Beatles qué? Lo mejor que puede hacer es coger un papel y un lápiz, ponerse uno de sus discos de fondo y empezar a dibujar. (Y si hay unas cuantas fresas cerca mejor que mejor).
     Algún día viajará por todos lados, conocerá mundo. De momento... vive, y a ver qué pasa. Intenta no equivocarse durante el camino, y sabe que nunca debe arrepentirte de nada que ya haya pasado.
     Le encanta perderse entre las páginas de los libros, olvidarse de todo para acercarse a lo que está más lejos aún. Ojalá viviera rodeada de letras, como ellos. O mejor aún, ser un pájaro. Un mirlo. Y poder volar. Muy alto, y muy lejos."Free as a bird".
     Pero ella es feliz a su manera.

Un pequeño mirlo.